jueves, 4 de octubre de 2012

Te acordas?


Allá por el 2002 cuando te conocí y andábamos los dos cagados de hambre.
Vos debías como 5 meses de alquiler, le debías guita a Dios y a María santísima
y yo la puchereaba sola como podía, con 3 pibes que iban al colegio y había q darles de comer y...vivir. 
Te acordás del club del trueque? y las escuelas que se habían convertido en comedores y el tren de los cartoneros en el que muchas noches viajé de regreso a casa y la gente buscando comida en los tachos de basura...y miles haciendo cola en las embajadas para irse por mejores horizontes, mientras nosotros nos reíamos para no llorar cuando buscábamos en nuestros antepasados algo de sangre tana o gallega para sacar la ciudadanía y rajar también... pero ni eso! estábamos meados por los elefantes.

Por suerte o por... piedad un amigo me aviso de un laburo y allá fui y recuerdo bien, me ofreció mi empleador pagarme $ 300 en negro por supuesto, pero iba a cobrar mi 1° sueldo a los 60 días porque él tampoco tenía media moneda... pero necesitaba una empleada y, yo necesitaba un trabajo y con las pocas monedas que tenía en mi bolsillo me animé a invertir $ 150 pesos en viáticos para viajar 4 horas por día, trabajar 8 y cobrar mis primero 300 en Lecops y Patacones...a los 60 días, eternos 60 días.
Por suerte a mi empleador le empezaron a ir un poco mejor las cosas y por el 2003 me puso en blanco, me ascendió de puesto..., en definitiva me dio una oportunidad, de esas que todos nos merecemos, no? un gran tipo, lástima que en el 2010 partió y lo extraño a veces :(
Y vos conseguiste un buen trabajo, pudiste pagar tus deudas, te compraste un autito, volviste a ver el mar después de 15 años y te diste el gusto de ir a El Bolsón!

Parece que todo eso pasó hace tanto tiempo y ahora te leo despotricar contra este gobierno sin reconocerle ningún mérito, reprochar que mantiene a vagos (a los que nadie le dio una oportunidad) que le dio jubilaciones a los que nunca aportaron (porque tuvieron empleadores que nunca le aportaron un mango) y que usa el dinero de los jubilados (dinero que aportamos a la seguridad social quienes estamos en actividad) para hacer uso y abuso y te leo insultar a quien fue elegida por la mayoría del pueblo para que nos gobierne en las últimas elecciones y vociferar contra Chavez (estoy segura que no sabes ni donde queda Venezuela) por miedo a la chavización del Estado y que no te dejan comprar dólares (quién te ha visto y quien te ve!) y cuanta pelotudez tiran los poderosos a rodar a través de sus poderosas redes de información y sus aliados...y te juro amigo, que me da un enorme tristeza tu postura, pero bueno, así son los caminos de la vida.

jueves, 13 de octubre de 2011

Carta a mi madre

Cincuenta años, eternos años sin tener el placer de escuchar  tu voz a tantos llamados a lo largo de este camino. Tantos días, tantas horas, tantos minutos, tanto esfuerzo en imaginar una caricia, una sonrisa, una mirada, un reto, un llanto. Tanto tiempo buscando madres sustitutas por la vida y a pesar de haberlas encontrado, a ninguna de ellas pude decirles mamá.
A los 30, me animé a sufrir tu ausencia, me animé a preguntar por vos, de tus tristezas, de tus vacios, de tus motivos que te llevaron a dormir para siempre. Hasta ese momento, había vivido sin hacerme muchas preguntas por ser huérfana, había crecido sabiéndome  huérfana y  sabiendo que,  estabas en el cementerio del pueblo y si algo quedaba de vos, apenas era un frío cajón magullado por el tiempo y la lluvia  y que alguna vez, después de treinta y largos años,  casi macabramente pretendí abrir para mirarte,  para conocerte, para saber quien me había parido.
Largos años de terapia me ayudaron a asumir mi destino, a entender que las cosas eran como eran y a aceptar la dolorosa realidad que formaba parte de mi historia. A  esa altura, la vida me había dado la oportunidad de ser madre de 3 hijos y la oportunidad de poner a prueba mi capacidad de asumir ese rol sin espejo en donde mirar cómo hacer, cómo ser y aunque no hay manual de instrucción para ser una buena madre,  las dudas y las preguntas se multiplican  cuando al mirar para atrás, no hay referencias… porque nada me ha quedado en mis recuerdos de aquellos casi 420 días, nada, salvo una foto en blanco y negro en la que busco algún parecido y a veces, en soledad la tomo entre mis manos, la acaricio y le pregunto… sin respuestas.
No lloraba tanto de pequeña, no como lloro ahora cada vez que siento la necesidad de un abrazo, cada vez que siento la tristeza de no tenerte a mí lado, cada vez que me duele tu larga ausencia,  cada vez que pienso en mis hermanos y mis hermanas que tanto te han necesitado también y en estos tiempos particularmente,  que tanto te necesitamos.
No, no tengo mamá…, nunca te tuve.
Octubre 2011

jueves, 12 de mayo de 2011

PESADILLA



No me empujes al abismo
de la melancolía,
las almas allí tienen frío
y me desespera el invierno
de esos ojos,
de tus ojos...y los ajenos

No camines por mis pasos
que ya se han borrado
porque puede qué...
desangres las heridas
de otros muertos
esos que sueñan todavía
con un cielo sin encantos

Ya lo sé, siempre lo supe
y aunque lo intento
no he podido,
aprender de tu lenguaje
ni tus señas que son simples
ni esas letras que me complican

Y otra vez vuelvo a tentarme
con tus horribles gritos
 al amanecer
...y cuando creo que ya
has muerto, te siento respirar
junto a mi almohada

                                       27/07/2005

CONTIGO- Joaquín Sabina



Yo no quiero un amor civilizado,
con recibos y escena del sofá;
yo no quiero que viajes al pasado
y vuelvas del mercado
con ganas de llorar.

Yo no quiero vecinas con pucheros;
yo no quiero sembrar ni compartir;
yo no quiero catorce de febrero
ni cumpleaños feliz.

Yo no quiero cargar con tus maletas;
yo no quiero que elijas mi champú;
yo no quiero mudarme de planeta,
cortarme la coleta,
brindar a tu salud.

Yo no quiero domingos por la tarde;
yo no quiero columpio en el jardín;
lo que yo quiero, corazón cobarde,
es que mueras por mí.

Y morirme contigo si te matas
y matarme contigo si te mueres
porque el amor cuando no muere mata
porque amores que matan nunca mueren.

Yo no quiero juntar para mañana,
no me pidas llegar a fin de mes;
yo no quiero comerme una manzana
dos veces por semana
sin ganas de comer.

Yo no quiero calor de invernadero;
yo no quiero besar tu cicatriz;
yo no quiero París con aguacero
ni Venecia sin ti.

No me esperes a las doce en el juzgado;
no me digas "volvamos a empezar";
yo no quiero ni libre ni ocupado,
ni carne ni pecado,
ni orgullo ni piedad.
Yo no quiero saber por qué lo hiciste;
yo no quiero contigo ni sin ti;
lo que yo quiero, muchacha de ojos tristes,
es que mueras por mí.

Y morirme contigo si te matas
y matarme contigo si te mueres
porque el amor cuando no muere mata
porque amores que matan nunca mueren.

De distancias, de deseos


Que las distancias, que el infinito…
Que los amores y los infiernos
Fluyan en mi mar de deseos pujantes
Roben del espacio un instante pequeño
Perdonen mis ansias de amarte hoy mismo
Y que no me quemen ni un poco los sueños

Porque soy la lluvia de tu gran tormenta
Esa que a torrentes resuena en tu cuerpo
Y encuentra su cause en tu piel perfecta
Esa que yo pienso en mis noches desiertas
Cuando no estoy sola y sola estoy con ella


Cuando  mis recuerdos te nombran, te anhelan
Se que desvarío, renuncio y me vuelvo
Para no sentir lo que no he sentido
Para no olvidar lo que no he vivido

…ya ves

martes, 4 de enero de 2011

MIS REYES MAGOS

Y... acababa de de comenzar el año 1967, cuando tenía 6 años cumplidos en setiembre, vivía en las afueras de Alpa Corral, un pueblito al sur de la Pcia de Córdoba y por supuesto que cada 5 de enero, con la expectativa potenciada por el paso del tiempo, le ponía pastito y agua fresca a los camellos al lado de mis janinas de plástico. Ese año, como los anteriores los reyes no me habían dejado nada pero sin embargo para mi consuelo, siempre se comían el pasto y se tomaban el agua y recuerdo bien que a diferencia de... las otras veces, al no encontrar nada..., me puse a llorar y como era bastante poco llorona, asumo que quizás  al verme en ese estado mi padre, mis hermanos mayores debieron haber sentido el mismo dolor que sentía yo.
Creo que empezaba a tener noción de la injusticia ya que me había ido muy bien en la escuela a la que había concurrido en carácter de oyente, pues en ese entonces no existía el pre escolar. Ese hecho como tantas otras pequeñas cosas habían regocijado mi alma de niña ya que me permitió jugar con las pinturitas, aprender a escribir mi nombre, recortar y pegar esos bellos papeles de colores, escribir en el pizarrón con las benditas tizas y jugar a la escondida y a la mancha con los otros niños, que por ser más grandes, hacían a la vez de pequeños protectores de mi personita. Hasta ese entonces nunca me había dado tristeza la falta de regalos en el día de Los Reyes Magos, ya que era bastante común que los reyes por el pueblo ni siquiera pasaran, salvo para 4 ó 5 niños que…ni nos preguntábamos porque a ellos sí y al resto no. Era claro que por ese entonces no tenía conciencia de mis carencias y mis vicisitudes y a pesar de todo era una nena buena y alegre.
Ese mismo 6 de enero, al caer la tardecita llegó mi padre desde el centro del pueblo trayendo consigo una pequeña caja de brillantes colores que me entregó diciendo: “Esto le han dejado los reyes en el pueblo mijita”
Demás está tratar de contar por escrito la emoción que me embargó el alma, finalmente los reyes se habían acordado de mi!. Abrí la caja y adentro estaba el tesoro más preciado y más hermoso que pudiese imaginar mi alma de niña, era un monito de lata que llevaba unos pantalones azul turquesa con tiradores, camisa roja y sombrero negro y montaba sonriente una motoneta plateada que al darle cuerda giraba feliz a mi alrededor.
Fue mi primer regalo de Reyes y uno de los poquitos en mi niñez y a pesar de no ser ni siquiera un juguete para niñas, pocas veces he sentido palpitar de felicidad mi corazón como aquel 6 de enero de 1967.